Me llamo Eva Miñana. Soy grafóloga de profesión y de vocación.
Mi vínculo con la grafología viene de lejos, desde 1997, y con el tiempo ha llegado a ser una relación generosa y agradable. Para mí la grafología es vivencial, no se limita a la aplicación de la teoría, aunque por descontado es totalmente necesaria.
Se trata de una materia en la que puedo hacer equiparaciones con mi vida cotidiana: un tipo de letras me hace evocar sabores, otros me hacen sentir la emoción de escuchar un tipo de música determinada…
Conocer la grafología representó un cambio en mi vida, sobre todo en el ámbito profesional, porque antes me dedicaba a otra actividad, pero también en lo personal, porque no hay nada comparable a disfrutar de tu día a día en una profesión que te satisface y te gratifica.
Explicando quién soy puedo asegurar que soy una persona afortunada.